BOANERGES

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jueves, 2 de diciembre de 2010

A MIS AMIGAS, AMIGOS Y A OTRAS YERBAS

     A lo largo de todos estos años vuestra amistad, ha sido halagos que han mordisqueados cariñosamente y por belleza todos mis sentidos. Tenéis el don de poder acariciar con las palabras. Un arte sublime y bello que durante todo este tiempo ha endulzado mis oídos, llegando a veces a un verdadero orgasmo cerebral. Qué puede que esta frase no guste a todo el mundo… tal vez, pero a mí me encanta. Por vuestra comprensión y de ante mano, os doy las gracias y de paso os digo que no la pienso cambiar por un eufemismo mejor sonante porque entonces no sería yo, y la verdad sea dicha: no me da la gana, ja ja ja.
     Amigas, amigos, otras yerbas… me gustaría caer rendido a vuestros pies, más no puedo porque sencillamente estoy vencido por otras épocas algunas de ellas tempestuosas, que aunque uno se repone como buenamente puede, siempre quieran o no, dejan muecas en la culata de mi corazón haciéndome difícil doblar las rodillas ante nadie. No por ser más hombre, sino porque se encuentran encalladas.
    Debo deciros que es curioso la de años que llevo sin darle importancia a los pretéritos sociales que me han acompañado a lo largo de lo que comienza ser una dilatada vida. No es aburrimiento pero poco falta, y aunque mis estrafalarias aventuras indiquen lo contrario, uno comienza a saborear la vida con un reojo melancólico puesto en el pasado. No me siento viejo y lejos de sentirme un carcamal, pero estoy como quien dice sentado en un pesado umbral que marca un tiempo con algunos añitos a sus espaldas, y uno la verdad, se convierte en un cansino intransigente e indomable que en ocasiones me asusto hasta yo de lo intratable que soy. Por eso aunque a vosotros no os lo parezca, creo que de buen tío tengo poco, más bien nada. Tampoco soy un monstruo pero mucho menos un angelito.
     Hace muchos años que he olvidado el olor del plumier, de saca-puntas, de la goma de borrar, del lápiz... la esencia de la niñez se desvanece en mi mente. Ahora por experiencias vividas, todo se revuelve en mi mente hasta mis palabras. Hasta incluso a veces las vuestras, no por eso dejo de creer en la vida y en los amigos. Todo lo contrario: gracias a vosotros me mantengo en pie y con una sonrisa en los labios. Es por ese el motivo de estas líneas, en daros las gracias por vuestra amistad. Sin ella, mi camino hacia el Gólgota de la vida sería más penoso.
       De todo corazón, gracias a todos/as por el cariño y afecto que me dais.- Un beso a las chicas y un pellizco dónde más duela a los tíos ja ja ja.-
Vuestro amigo: Luís Ramos Figueroa.-

jueves, 11 de noviembre de 2010

PREMIO AL GILIPOLLA DEL AÑO

       Hoy recibo de la Sociedad protectora de animales, un reconocimiento por mi entrega y amor hacia los animales.
       Todo empezó una simple mañana, de un simple día de verano, de un año simple, que no lo recuerdo ni lo recordaré nunca.
      Cuando paseaba por el parque mirando como no, las musarañas, el pago de ir con la mirada perdida era meterme por todos los charcos y tropezar miles de veces con lo que parecía la misma piedra. Hasta que en uno de esos tropezones, caí de bruces en una charca dándome de cara con una verde y fea rana. La muy jodida me guiñó un ojo. Yo, cuya imaginación corre más que mis pensamientos, me di cuenta, o mejor dicho, creí ver en la fea rana una bella princesa encantada.
       Sin pensármelo dos veces la bese y bese sin parar. A todas horas, de día y de noche, para ver si la dichosa ranita se convertía en princesa. Nada, así estuve semanas enteras e incluso meses. De tal acto de pasión y besos, llegó a oídos de dicha sociedad antes mencionada. Y aquí me veo, con una fea rana cogidos del brazo y recibiendo un galardón por amar a los animalitos. Pero yo sé, que este premio debería de llamarse al gilipolla del año.
       No lo sé, pero seguro que la rana también piensa lo mismo. Y a ella le otorgo el premio rana tonta del siglo por ser la amante de un empedernido idiota besucón .
Luís Ramos Figueroa.-
--Hay que joderse la de tonterías que se escribe un día de puro aburrimiento ¿verdad?

UN FRAGMENTO DE MI ANTEPENULTIMO LIBRO "LA ÚLTIMA GUARDIANA"

...Cierro los ojos. Abro mi mente. Dejo caer la mirada por el precipicio de los recuerdos. El pasado pasa rápido como libro que se ojea fugaz con el leve toque del pulgar. Al pronto, se para en una página. Al pronto, en otra. El tiento se hace sensible casi sin tacto. Hojas tras hojas abren ventanas en el oscuro precipicio del pasado. Velan mis recuerdos en la oscura habitación de mis pensamientos. Se multiplican las imágenes sin orden en el tiempo: un paseo, una cara, un verso, una frase, un banco de la plaza, un trabajo, una discusión, una vacaciones, un abrazo... abrumada, abro los ojos. Los recuerdos siguen por doquier ante mí. Brotan en mi mente como miles de gotas de agua salidas de una inagotable fuente. ¿He dicho miles de gotas de agua? Me he quedado corta, más bien son millones. ¡Sí, eso!, Millones pero de virus. Se regeneran en mí como epidemia descontrolada de la cual no deseo cura alguna. Todo lo contrario, suplico ser infectada con el virus de mi pasado hasta el punto que asfixie mi actual estado, un presente que no deseo. En mi vida y a mi edad, todo lo que me rodea está de más.
       Un sueño descarrilado en una vía muerta en viejos raíles oxidados. No entiendo como aguantan a tan escacharrada vieja máquina llena de males y achaques. Años tras años escucho la misma cantinela: «Te conservas muy bien para la edad que tienes» Las verdades piadosas llegan a cansar. Es una encrucijada esperpéntica que a lo largo de la vida, una no sabe si correr para llegar antes o ralentizar el tiempo para no llegar...
Luís Ramos Figueroa.-



domingo, 18 de julio de 2010

LA FANTASIA EN EL ARTE

       Pincelo el horizonte con los toques suaves de mis palabras: las casas, los ríos… hoy el cielo es azul. Me encuentro con ánimo. Sí, las frases del cielo me salen todas azules. Retoco el lienzo a golpes de palabras, de silabas… pinceladas de música que se incrusta en las montañas, en el viento dulce brisa, en los acordes brumosos del mar… beso tu cara con mil colores y muerdo tú boca con la ternura de mis labios, ¿Y por qué no? me gusta. Pinto flores con notas musicales. Me encanta. Música en mis poesías y bellas palabras en el lienzo rugoso de mi mente.
       Pluma, batuta, pincel… qué más da, el caso es amar donde los sentidos se pierden en el razonamiento lógico de las cosas. Pintar con palabras los versos musicales que jamás se hayan escrito. Copular con el alma, con el espíritu, con la carne… besar el pensamiento con las bellas artes. El éxtasis de sentir que la belleza eyacula inmaculada en tu corazón. ¿Un sueño surrealista? tal vez. Libre soy, y libre es mi entelequia. Miles de quimeras preñadas de miel endulzan mis entrañas. Un parto a cada instante, a cada segundo… los hijos nacidos en cada renglón, a veces torcidos, beben a tragos cortos la leche negra de mi imaginación. Dormidos en mi pecho, acarician mi mirada hasta el amanecer. Cierro los ojos, y recuerdo que la noche sigue en mi mente. Cierro los ojos, y la noche me trae el hálito que da sentido a mi vida. Parirte a golpe de versos hasta la extenuación no es suficiente. ¿Y después qué? Y después te amo. Y después te beso. Y después te sueño. La mañana es bella ¿Y por qué no? Hoy el cielo es azul como mis sueños.
Boanerges.-

jueves, 15 de julio de 2010

Quienes somos y a dónde vamos.-


       En que camino está mi alma ocupando el espacio de mi cuerpo abierto. No lo encuentro. No lo veo. Deshojándome estoy como la margarita en manos del viento.
       ¿Dónde estoy? ¿Dónde está mi cuerpo? Posiblemente en el mismo espacio o tal vez en diferente puesto. Manos invisibles que teclean y me hablan de otros sueños, de unos sueños yertos, invisibles. Unos sueños que fabrican mis manos esculpiendo palabras a golpe de un teclear sin descanso en un mundo de ser o no ser. En un mundo de... te quiero y más te quiero.
       ¿Buscan mi alma…? Tal vez. ¿Buscan mis besos…? Tal vez. Perdido me encuentro dentro de una burbuja de palabras perfectas y de felices cuentos. Sin saber por qué, días tras días sigo tecleando toc, toc… y mis palabras como una aldaba mágica llama a tus sueños. O más bien... lo golpea. O más bien... le susurra. En cuantas puertas he llamado. Cuantos caminos he abierto. O son más los caminos andados. O son más los caminos perdidos por la frialdad de mis manos. A veces no sé a qué jugamos. A veces no sé por qué seguimos delante del teclado. Por qué regalamos nuestros sueños a la primera de cambio. Por qué nos alegramos de sentir esos besos si no sentimos los labios. Por qué nos encanta sentir las caricias si no sentimos los abrazos. En la pantalla del ordenador miramos con las palabras sin percibir lo que transmite una hermosa  mirada. Por qué deseamos tanto esa vida si es un mundo imaginario.
       Luis Ramos Figueroa.- Boanerges.-

PERDIDO EN SIERRA MORENA

       Hola. Tenía ganas de perderme en la naturaleza por espacio de más de dos semanas Concretamente llevo un mes por sierra Morena, y la voy a prolongar siete días más. Desconectarme por completo de todo: tele, ordenador, reloj, móvil… En lugares recónditos perdidos en la memoria. No lo tenía previsto, pero algunos compromisos fallidos de visitas por el sur, me llevaron a replantear mis vacaciones y la verdad ha sido un acierto. Intentaré hablaros un poquito de todo, resumiéndolo al máximo.
       Comencemos por los arroyos, en sus nacimientos y travesías. Son ríos pequeños sin famas, sin renombres para darle visibilidad en los mapas, que aparte de los lugareños nadie conoce. Sus encantos, a parte de sus bellezas, radica en mantenerse perdidos, casi vírgenes por falta de visitantes. Mucho mejor y que dure. Sentirme aislado en la naturaleza como un auténtico Robinson Crusoe, o casi. Aguas súper frías que salen de las mismísimas entrañas de la tierra que te quitan el sofocante calor de golpe, al igual que un susto por sorpresa quita-hipos. Murmullos de pequeñas cascadas hipnotizadoras de mentes, que atraen tu mirada soñolienta a perderte en los sueños. Arroyos serpenteantes que juega al escondite entre la arboleda: aparece aquí y luego un poco más allá. De vez en cuando un baño que relaja todos tus sentidos. Te carga las pilas y te deja como nuevo. Mejor balneario terapéutico imposible. Había olvidado el bienestar de vivir en pleno contacto con la naturaleza y no sentirme invasor ante ella, aún siéndolo. ¡Una pasada!
       Entremos ahora en el mundo de los conventos perdidos en las montañas, en la nada, donde se respira una paz inmensa. El silencio es profundo, ensordecedor. Tus palabras es mejor dejarlas aparcadas en tu mente para no enturbiar el aire cristalino y limpio que voltea la espiritualidad de tu alrededor. Aparte de ti, a nadie le interesa lo que piensas. Mejor estar callado. El estado puro y místico de los religiosos/as prevalece sin discusión a todos tus conocimientos envenenados traídos de fuera, de las urbes vanguardistas y recreaciones diversas a cual más variopintas y viciosas: fiestorros, sexo, alcohol, dinero, drogas, salidas nocturnas, competencias laborales, discusiones familiares y un etcétera de imperfecciones interminable. ¿Quién soy yo para intoxicar las mentes de estas personas que consagran sus vidas a Dios alimentando su austeridad con la devoción más absoluta? La verdad en mi respuesta es que no, que no soy nadie para quebrar de muchedumbre sus pensamientos carentes de maldad o expulsadas de ellas por voluntad divina, y más, si no comparto con ellos y con ironías, sus anhelos de sacrificios.
       Estuve con los religiosos unos días disfrutando de una forma de vivir que al ser extraña lo noté en mi interior bella, única… bajo el embrujo que dá un silencio total y absoluto, dónde sólo se habla con la mirada y la mente, y si puede ser hazlo despacito, aquí las prisas no tienen razón de ser porque el tiempo se encuentra parado.
       Consciente soy que esta no es mi pasión a pesar de su humilde grandeza. En la vida, cultivamos más el ego, la vanidad, el orgullo… que la sinceridad, la sencillez, lo modesto… no podemos en nuestra rutina social, en dejar de sentirnos padres Damianes: ombligos del mundo y centro del universo. Por eso es bueno sentir de vez en cuando en nuestros pensamientos, dosis de humildad que baje nuestra arrogancia, del pedestal vomitivo que lo tenemos, y elevados sin el más mínimo pudor en grados superlativos. En unos días marcharé de aquí, llevándome mi mierda mental conmigo mismo y toda mi basura diarreica. Lo tengo que dejar todo como me lo encontré: inturbable... con su “status quo” excepcional y puro. Un silencioso furtivo en campo ajeno que intenta por todos los medios no dejar huella alguna. De momento creo que mi estancia entre los monjes ha sido tan efímera que en horas será olvidable. Al menos eso espero.  
       Vayamos a los pueblos y aldeas pequeñitas, fantasmales diría yo, a no ser por la vida de varias familias que mantienen la zona viva, con un latir lento, casi parado, parecía todo muerto en apariencia, grata sorpresa al estar lejos de la realidad. Personas que se quitan las gorras y se inclinan al hablarte con una educación y humildad exquisita en modales. Aquí al igual que en los conventos, intento hablar lo menos posible. Dejo que ellos lleven las riendas de la conversación a su manera, a su forma de ser y de sentir. Me dejo llevar como niño que necesita ser reeducado en lo básico, en lo elemental. Soy el extraño invitado fuera de su habita, y el escuchar me enriquece y no sabéis bien de qué manera. Mis palabras sin querer, pueden zancadillear la sencillez de estas personas que en su estado humilde son más grandes que yo en todos los sentidos. El calor y el afecto de cariño que dan al desconocido, son impagable con dinero, y no digamos de sus comidas caseras, todo natural como ellos. Tan sabrosos que me he engordado unos kilitos, seguro, je, je, je, bienvenidos sea en nombre del buen yantar y de mejor compañía.
       Una anécdota curiosa: Eran las tres de la tarde pasadas. Venía de un pueblo llamado Repilado, y me encontraba casi muerto de hambre, así que paré en una pequeña aldea de pocas casas llamada la China cerca del pueblo de Galarosa. Encontré una señora en un portal, y le pregunté por un sitio cerca para comer y me dijo sin pensarlo dos veces: “aquí mismo” -señalando su casa-. Sorprendente e inesperado. Prosigo: la comida exquisita, casera y nunca mejor dicho en todo los sentidos. La compañía de ella y su marido mucho mejor que la comida. Dos personas encantadoras. Después de cuatro horas de charlas y risas, no me quisieron cobrar nada. Al despedirme sin que me vieran, les dejé un pequeño detalle. No desvelo el detalle para que no me señaléis de ingrato a su hospitalidad. Sé que no debía de haber dejado nada, pero mi corazón y mi conciencia me llevó la contraria. A lo que iba: ese detalle de invitar a comer en su casa a un desconocido, deja entrever la singularidad e inocencia de estas personas. El lugar afortunadamente no es campo de cultivo para la maldad. Aun no existe, no ha llegado a sus vocabularios, ni a sus vidas, ni a sus mentes.
       Toca el turno al paisaje de montaña. Al no ser punto de referencia vacacional se mantienen intactas sin el acoso masivo de gente. Son montañas serranas con lomajes suaves y simples, que no destacan por sus picos elevados y majestuosos que se pierden en el cielo. Aquí las montañas te dicen: tómame, soy tuya. Montañas serranas que las puedes ver de cerca, y de lejos, la puedes respirar, hablar, caminar… no son ningún cinco, o seis u ocho miles, de los catorces que hay en el mundo, que son grandes estrellas temáticas, y famosas que sólo puedes ver de lejos, en postales, en la tele, y que sólo disfrutan algunos privilegiados alpinistas de lujos. Ni tampoco son nuestros tres miles, picos inaccesibles a nuestros pies. Aquí en sierra Morena te codeas con la montaña, es la compañera que notas cerca, como una amiga que le puedes tocar las manos mientras tomas una cerveza en la terraza de un bar y mirarle a los ojos cuando se habla de nuestras cosas. Si tengo que elegir, no tengo dudas: prefiero estas montañas como compañera de viaje.
       Prosigamos por mis andaduras en localizar cuevas con leyendas, de esas que te invitan adentrarte en sus profundidades en busca de esa magia, que expandida por el boca a boca de las personas que la cuentan con pasión, que al final dudas de lo real, y vives la historia como tal vez su protagonista la sienten en sus sueños y desean que tú también lo sienta de igual manera: vivas, reales... la magias, las brujerías, los encantamientos, los amores imposibles, los duendes, los tesoros escondidos en sus entrañas… cuevas para todos los gustos y sensibilidades. Miles de leyendas e historias que cuelgan en sus finales con interrogantes mágicos sin respuestas lógicas porque no las hay. Entre todas, me quedo con la leyenda de la cueva de la mora encantada de Villanueva del Duque, serranía norte de Córdoba. Caló hondo en mis sentidos hasta el punto que no he podido evitar escribir sobre ella. Tranquilo que no lo voy a contar ja, ja, ja, no sufráis. Por hoy ya esta bien de torturas. Resumiendo: si las montañas tienen vida, sus entrañas cargadas de historias aún más.
       Lo peculiar de todo esto es, que son lugares que no vienen en ningún mapa, qué eres tú quien lo tiene que descubrir adentrándote en las vidas de las personas conformes llegas a un lugar. Son ellos los que te invitan gustoso a vivir sus tesoros y leyendas que encierran sus pueblos. Son ellos los que tienen las llaves de historias inimaginables envueltas en halos fantasiosos y bellos como sus vidas. Es fácil, sólo tienes que bajarte del masificado autobús borreguil turístico y caminar a pie, entre ellos, como uno más. El silencio es primordial, el saber escuchar es la base que radique tal vez tu éxito o tú fracaso. Primero debes saber ¿qué busca?, ¿qué quieres?, ¿y qué te pide el cuerpo? Si busca paz, no vayas a una fiesta, si busca diversión, no vayas a un convento o aldea pequeñita perdida en la montaña. Es obvio, la lógica aplastante ¿verdad? Pues eso, hay gente que aún así, no lo tienen claro.
       Llevo más de un mes y lo que me queda. Mi retina y mi mente están llenas de vida. Voy de aquí para allá sin rumbo, perdido como los lugares que visito. Estoy disfrutando de lo lindo. Hoy he hecho una excepción para transmitiros mis vivencias. Tal vez no debía de haberlo hecho hasta terminar mis vacaciones, pero el mono a vosotros/as a podido más que mi abstinencia purificadora de desconexión total. ¡Hay que joderse lo frágil que es mi voluntad pedorrera!.
       Os adjunto algunas fotos. Espero que os lleguen bien.-

Fdo. : Luís Ramos Figueroa.- Boanerges.-

domingo, 10 de enero de 2010

EL OLVIDO

ESTO ES UN FRAGMENTO DE UN TODO



...Tus leves recuerdos apenas riegan mi mente. Chiste macabro de mi memoria que hace de ti un desierto.
Tu lengua, tus dientes, tus labios… se fundían en mi boca y el paso de tu saliva por mi garganta me traían trozos de tu aliento. Más el sabor de esos besos… que pena no los recuerdos. Quedan vomitados en el olvido y desterrados de mis adentros.
¿Y tus manos, y tú piel, y tu pelo…? tu olor arrancado de mi mente. El olvido cicatriza y borra de la memoria hasta el más íntimo de los hedonismos. Hasta el olvidarte es un castigo que no entiendo.
Veo tu rostro en la alberca del pasado. No has cambiado nada. Yo tampoco. Te sigo amando a pesar que no percibo en mi corazón el olor de tu cuerpo ni el sabor de tus besos. En cambio tu voz y tu sonrisa en mi memoria se mantienen ligeros, débiles, efímeros... menos da una piedra se suele decir. Para mí ya es mucho. ¿Hasta cuándo? En cierto modo mi corazón es el único que lo sabe.
A pesar del dolor, mi sangre se aferra en mantener viva una lava apagada sin comprender los motivos. Perdido tu rastro en mis pensamientos sólo te puedo seguir por instinto, a tientas, con los ojos cerrados. ¿Hasta cuándo? –me vuelvo a preguntar– Quién sabe cuánto durará el castigo del olvido para que deje de castigarme...
Luís Ramos Figueroa.-

INTERNET

Hoy me encuentro triste al saber la ruptura matrimonial de dos buenos amigos. Lo de siempre cuando se juega con fuego en internet y termina uno quemándose. Lo jodido del asunto que no es la primera vez que pasa y seguro que no será la última. Internet tiene esa idiosincrasia, que extraños se meten en la vida de los otros sin saber los peligros que pueden acarrear ese juego a la invitación de poder entrar en los rincones del pensamiento y llegar directo al corazón. Cuando te das cuenta es demasiado tarde. Tú vida ha cambiado y todo lo que te rodea también.
El caso es, que yo lo sabía o más bien lo intuía. No por ser adivino ni más inteligente que nadie, ya me guardaré de mis jactancias pestileras que da la arrogancia del sabelotodo. El percibirlo es simplemente por obviedad. Los juegos todo el mundo sabe que a veces se ganas al igual que se pierde. El jugar muchas veces lleva consigo en un porcentaje muy alto que la suerte te dé la espalda. La lógica es aplastante. Lo que me fastidia es mi amigo, que sin jugar ha perdido su mujer, su hogar... y a mi amiga el tiempo le dirá si el cambio de uno por otro ha merecido la pena. Ella convencida cree que sí, que ha ganado, y la verdad no es momento de hacerle ver que la creencia no es confirmación aunque si es el camino para llegar ella. Lo cierto, que la belleza de la novedad comida a diario se convierte con los años en fea rutina. Si la jugada es buena o mala, la respuesta como he dicho la dará el tiempo.
Todo empezó hace unos meses. De visita en casa de ésta pareja amiga, me comunicaron que se habían instalado internet. Todo de lo más normal. En la mayoría de los hogares internet se ha hecho tan familiar como la propia familia.
A mis amigos —desde siempre— sus allegados le hemos observados en sus miradas, en sus gestos, en su forma de tratarse que estaban súper enamorados el uno del otro. Eran una pareja estupenda, perfecta, envidiable. Los dos guapos, jóvenes, simpáticos, llenos de vida... una noche desde mi ordenador percibí que ella estaba chateando. Al momento, sin demora y a pesar de la hora que era, la llamé por teléfono y le pregunté: ¿Qué estás chateando por internet?
—Hablando con un amigo —me contestó– no hay nada malo en ello.
—¿Con un amigo? En internet los amigos y a estas horas —las 03’00h de la madrugada— llevan en la palabra antifaces que ocultan los objetivos y las intenciones. Cada tecleo son dardos lanzados a la intimidad y comportan el riesgo que alguno de ellos dé en tu corazón. ¿Eres consciente del peligro que conlleva el chateo verdad? Su contestación fue la de muchas gentes en su misma situación y mil veces escuchada.
—No pasa nada Luís. Yo controlo. Son sólo amigos. Yo no busco nada. No estoy haciendo nada malo. No me estoy acostando con nadie. Es sólo amistad. Bla, bla, bla, bla y más bla bla y bla.
—Le interrumpí en su retahíla continuada de frases hechas y defensivas y le dije de nuevo: tía, detrás de la palabra “amigo”, siempre hay una moneda con sus dos caras. Hablas, ríe, te distrae… la moneda ya está lanzada al aire. Saber que cara te deparará la suerte es una incógnita. ¿Crees qué merece la pena éste tipo de juego estando casada? Si tienes carencias o inquietudes en la vida habla con él, pero no te juegues tú matrimonio a un cara o cruz, no seas tan frívola e ilusa. Si tú estuvieses divorciada, sola, separada, soltera, viuda… no pasa nada, es un riesgo que asumes sin hacer daño a terceros, pero no lo estás. E incluso diría de esas parejas que estando casada pero hacen vida casi separadas por la indiferencia por parte de ambos, tampoco pasa nada porque entre ellos no hay amor. Pero no es tú caso... ¿vale?. Hoy en día distraerte por Internet lo hace la mayoría de las personas, y en los corazones solitarios es un medio a menudo empleado, rápido y práctico, para buscar pareja. Siempre con la cautela de ir despacio y con prudencia porque encuentras cada pellizcao por internet que no veas.
—¡Ya sé por dónde vas! —me interrumpió casi enfadada mi amiga— yo estoy por encima de esto, y a mí no me pasará. Y tienes razón, es un juego peligroso, pero ya soy lo suficiente grandecita para saber hasta dónde puedo llegar.
—Tal vez tenga razón —le contesté— no es mi deseo subestimar la seguridad que posees en ti misma pero... piénsalo. Otra cosa: ¿él sabe qué chateas por internet con extraños?
—¡NOOOOO! —Mi amiga medita unos segundos en silencio ese rotundo ¡Noooo! que le salió del alma y lo suaviza un poco— ¡De acuerdo! ¡No lo sabe! pero se lo pienso decir. No me gusta ocultarle las cosas, y estoy segura que él no me dirá nada porque sabe que no hay maldad en lo que hago. Una cosa Luís, sobre todo deja que sea yo quien se lo diga ¿vale?
Ahí quedó toda la conversación. Tres meses después, mis temores se hicieron realidad: vino la separación. Hoy es un día triste para mí. Internet sin que lo sepamos, una vez más se ha convertido en el nuevo Cupido de la sociedad, y a través de él, una flecha envenenada de bonitas palabras se clavó en el corazón de mi amiga. Bueno o malo, ¿quién lo sabe? El tiempo habla y da todas las respuestas. Como dije al principio, ella cree que la elección es buena. Él cree… bueno él, con el corazón destrozado no cree en nada, sólo llora. Es el continuo resultado de los desamores: la felicidad de uno, comporta el llanto del otro.