BOANERGES

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jueves, 11 de noviembre de 2010

UN FRAGMENTO DE MI ANTEPENULTIMO LIBRO "LA ÚLTIMA GUARDIANA"

...Cierro los ojos. Abro mi mente. Dejo caer la mirada por el precipicio de los recuerdos. El pasado pasa rápido como libro que se ojea fugaz con el leve toque del pulgar. Al pronto, se para en una página. Al pronto, en otra. El tiento se hace sensible casi sin tacto. Hojas tras hojas abren ventanas en el oscuro precipicio del pasado. Velan mis recuerdos en la oscura habitación de mis pensamientos. Se multiplican las imágenes sin orden en el tiempo: un paseo, una cara, un verso, una frase, un banco de la plaza, un trabajo, una discusión, una vacaciones, un abrazo... abrumada, abro los ojos. Los recuerdos siguen por doquier ante mí. Brotan en mi mente como miles de gotas de agua salidas de una inagotable fuente. ¿He dicho miles de gotas de agua? Me he quedado corta, más bien son millones. ¡Sí, eso!, Millones pero de virus. Se regeneran en mí como epidemia descontrolada de la cual no deseo cura alguna. Todo lo contrario, suplico ser infectada con el virus de mi pasado hasta el punto que asfixie mi actual estado, un presente que no deseo. En mi vida y a mi edad, todo lo que me rodea está de más.
       Un sueño descarrilado en una vía muerta en viejos raíles oxidados. No entiendo como aguantan a tan escacharrada vieja máquina llena de males y achaques. Años tras años escucho la misma cantinela: «Te conservas muy bien para la edad que tienes» Las verdades piadosas llegan a cansar. Es una encrucijada esperpéntica que a lo largo de la vida, una no sabe si correr para llegar antes o ralentizar el tiempo para no llegar...
Luís Ramos Figueroa.-



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