BOANERGES

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jueves, 11 de noviembre de 2010

PREMIO AL GILIPOLLA DEL AÑO

       Hoy recibo de la Sociedad protectora de animales, un reconocimiento por mi entrega y amor hacia los animales.
       Todo empezó una simple mañana, de un simple día de verano, de un año simple, que no lo recuerdo ni lo recordaré nunca.
      Cuando paseaba por el parque mirando como no, las musarañas, el pago de ir con la mirada perdida era meterme por todos los charcos y tropezar miles de veces con lo que parecía la misma piedra. Hasta que en uno de esos tropezones, caí de bruces en una charca dándome de cara con una verde y fea rana. La muy jodida me guiñó un ojo. Yo, cuya imaginación corre más que mis pensamientos, me di cuenta, o mejor dicho, creí ver en la fea rana una bella princesa encantada.
       Sin pensármelo dos veces la bese y bese sin parar. A todas horas, de día y de noche, para ver si la dichosa ranita se convertía en princesa. Nada, así estuve semanas enteras e incluso meses. De tal acto de pasión y besos, llegó a oídos de dicha sociedad antes mencionada. Y aquí me veo, con una fea rana cogidos del brazo y recibiendo un galardón por amar a los animalitos. Pero yo sé, que este premio debería de llamarse al gilipolla del año.
       No lo sé, pero seguro que la rana también piensa lo mismo. Y a ella le otorgo el premio rana tonta del siglo por ser la amante de un empedernido idiota besucón .
Luís Ramos Figueroa.-
--Hay que joderse la de tonterías que se escribe un día de puro aburrimiento ¿verdad?

UN FRAGMENTO DE MI ANTEPENULTIMO LIBRO "LA ÚLTIMA GUARDIANA"

...Cierro los ojos. Abro mi mente. Dejo caer la mirada por el precipicio de los recuerdos. El pasado pasa rápido como libro que se ojea fugaz con el leve toque del pulgar. Al pronto, se para en una página. Al pronto, en otra. El tiento se hace sensible casi sin tacto. Hojas tras hojas abren ventanas en el oscuro precipicio del pasado. Velan mis recuerdos en la oscura habitación de mis pensamientos. Se multiplican las imágenes sin orden en el tiempo: un paseo, una cara, un verso, una frase, un banco de la plaza, un trabajo, una discusión, una vacaciones, un abrazo... abrumada, abro los ojos. Los recuerdos siguen por doquier ante mí. Brotan en mi mente como miles de gotas de agua salidas de una inagotable fuente. ¿He dicho miles de gotas de agua? Me he quedado corta, más bien son millones. ¡Sí, eso!, Millones pero de virus. Se regeneran en mí como epidemia descontrolada de la cual no deseo cura alguna. Todo lo contrario, suplico ser infectada con el virus de mi pasado hasta el punto que asfixie mi actual estado, un presente que no deseo. En mi vida y a mi edad, todo lo que me rodea está de más.
       Un sueño descarrilado en una vía muerta en viejos raíles oxidados. No entiendo como aguantan a tan escacharrada vieja máquina llena de males y achaques. Años tras años escucho la misma cantinela: «Te conservas muy bien para la edad que tienes» Las verdades piadosas llegan a cansar. Es una encrucijada esperpéntica que a lo largo de la vida, una no sabe si correr para llegar antes o ralentizar el tiempo para no llegar...
Luís Ramos Figueroa.-